Monday, July 10, 2006

La diez

pensado en CEP

El número de mandamientos. El ciento por ciento. Máxima calificación posible en el sistema norteamericano. Predicado de la mujer de medidas perfectas, cuando llevado al fútbol, el numerito es más poderoso que en todas sus otras significaciones. Es el signo visual estandarizado para designar al genio de turno, el sello de excelencia estampado dolorosamente en las espaldas de los bovinos del fútbol. En los tiempos posmodernos que corren, disueltas ya las ilusiones del progreso indefinido, el diez es el aleph de toda la problemática existencial del jugador doliente.
El hombre contemporáneo, a su pesar, resignado, ha tenido que dejar a sus espaldas el conjunto de pretensiones y expectativas que habían hecho ilusionar y entristecer a sus mayores. Se ha construido a sí mismo como huérfano y ha tenido que incluir a las palabras heredadas en el vasto repertorio de los estímulos y desincentivos que constituyen la oferta de la vida actual. Descree de la universalidad, pero todavía más de la especialización. Desconfía de la farándula tanto como de los representantes políticos por lo que –cuando lo hace- vota. Es escéptico ante el Todopoderoso, pero no cree tampoco en la posibilidad de reemplazarlo él mismo y llegar, en esta misma tierra, al paraíso de las sensaciones y los conceptos. El hombre moderno se mira a sí mismo con una leve simpatía, pero jamás como una madre orgullosa mira a su hijo. Es capaz de compadecerse, y al mismo tiempo, dudar de su propia nobleza.
El jugador, que reproduce en el campo todos los caracteres del hombre posmoderno, ha elegido su carrera algo inconscientemente e intuye que podría estar haciendo otra cosa. Hasta en el fútbol, van perdiendo fuerza ilustrativa los mitos fundacionales y las leyendas hogareñas. El ideal de completitud y perfección que caracterizó al jugador de hace algunas décadas le es ajeno al futbolista de hoy.
Valdano, había temido en voz alta, que los diagramas terminaran domesticando al jugador. A sus miedos de que se diluyera en el pizrrón el espíritu del futbolista subyacía el paradigma de la modernidad, la confianza irrestricta en los designios de la técnica. Injustificada inquietud de la que hoy, en vista de la campaña Joga Bonito de Nike, podemos reírnos con suficiencia. Sin embargo, lo contrario resulta igualmente disparatado: el heroísmo, y no los héroes, han muerto. Nadie lo sabe mejor que Zidane, Riquelme, y Ronaldinho, los tres mártires de esta copa del mundo. Las tres víctimas grandilocuentes de las contradicciones de la época. Los portadores del aleph de la posmodernidad.
La diez en la espalda es la cruz del jugador contemporáneo; es la pretensión inútil e insistente de todo aquello a que el hombre de hoy tuvo que renunciar. Es la exigencia de cumplir los sueños de sus padres y abuelos. Es la exhortación impersonal a eliminar a sus fantasmas, a tratar a sus fanáticos como niños, a imaginar al mundo más sencillo, y a la imaginación más pobre. Es un grito en la oreja en contra de su sofisticación moral que lo desconcentra del partido. Es la madre que le exige hacer las tareas. Es un grupo de adolescentes cantando al unísono: “al seco, al seco, al seco”. El posmoderno es resistente, y desconfía de sus hastíos y sus violencias, pero hay veces en que termina explotando, como la cabeza exhausta de Zidane, el emigrante cabizbajo y taciturno, en contra del pecho de Materazzi. Es la expresión en el rostro de Riquelme, cual si en el purgatorio, estuviese tragando su dolor, esperando valiente la redención por venir. Es la máscara de alegría carnavalesca de Ronaldinho, mientras se sabe inútil de cumplir las órdenes de su propia espalda.
Quien lleva la diez detrás suyo está inexorablemente condenado a un pasado que el mismo no es capaz de ver. Cuentan que todas las primaveras el pueblo andaluz anda pidiendo escaleras para subir al madero y arrancarle los clavos al Jesús, el Nazareno. Tenemos el capricho de creer que algún día, se movilizarán los fanáticos del fútbol pidiendo pintura para borrar de las espaldas de los mártires peloteros el estigma que no los deja jugar.

11 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Y todo aquello a que el hombre de hoy tuvo que renunciar. Es la exigencia de cumplir los sueños de sus padres y abuelos. Como dijo una sabia amiga, y el que no renuncia a uno renuncia a lo otro, o lo expulsan de algun otro lado por alguien que ya tomo la decision. O quizas un metodo que no admite buscadores de verdad in situ, sino solo poseedores absolutos de parcialidad. Llevando a enfrentarse a un indefenso pasajero de la busqueda y admirador de la verdad, con demonios de otras costas.

10:40 PM  
Blogger AKS said...

Entonces el último gran 10 fue el Maradona del 86.

Ojalá la fanaticada borre el estigma, por el bien de los Maradona de mañana y los Messi de hoy.

Me dio pena Zizou. Me dio rabia que sucumbiera a la maña italiana, a su juego sucio, que terminara regalando la copa. Que hiciera feliz a Carcuro. Fue un epílogo triste y sé que el autor de este texto lo cree así también.

Respecto a su comentario: Precisamente porque lo sabía, y porque intuía la razón del nombre, es que les hice ver mi predilección por el rincón de Milton. Aunque debo decir que el nombre del blog se debe a la alusión que hace Neruda al anarko-kapitalista, en su libro "Confieso que he vivido". Ahí se refiere a éste como un francotirador inofensivo, que critica al sistema pero que jamás podrá cambiarlo porque no se adhiere a ningún movimiento social.

Había pensado en "blogjob", pero ya lo había leído en otra bitácora. Y procuro la originalidad en lo posible.

Finalmente consiguieron lo que se habían propuesto: hablar de fútbol sin confundirse con la multitud. Igual elitista la parada, pero lo hacen bien... xD!

Saludos!

10:50 PM  
Blogger Shi Ho said...

Hola Desorden..

Vislumbro, entre líneas, mi dilecto Desorden, que os apasiona el peloteo..
Lo que es a mi, me da igual, pues francamente no he de comprender ese frenético perseguir del balón para introducirlo en una especie de cajón mallado gigante.. Con lo cual ha de despertar el entusiasta clamor de los partidarios del equipo que lograron introducirla....la pelota, por cierto.

Pero sí, se agradece aquella absurda persecución, pues sin ella, tal vez las naciones, que hacen del fútbol su principal pasión en vías del esparcimiento, serían/mos aún más desdichadas..

En relación al 10, número enterO, Nºideal...
Qué diría Pitágoras al respectO..?
Él a través de lo números llegó a descifrar parte del eniGma Universal.
En todo caso, encierra un buen karma..

Un abrazO, mi letrado Desorden..

Shi..!

4:26 PM  
Anonymous Anonymous said...

Como que los mandamientos son diez.... como que el diez es el numero fetiche.... Le sugiero que revise entre su desorden de cosas los libros que deberian haberle instruido, para la civilizacion occidental, judeo-cristiana, el numero es el siete. Sobre el y sobre la geometria Pitagorica los europeos hemos construido lo unico que merece la pena de sus pauperrimos paises.

8:41 AM  
Blogger desordendecosas said...

Dentro de los 10 pecados capitales incluimos a la ignorancia y, desde una perspectiva estrictamente extramoral y laica, lamentamos verdaderamente la impertinencia de su pensamiento objetivado en error.
Se refugia en el anonimato, el grupo intermedio favorito del desorden, la bandera detrás de la bandera, el pilar de democracia, para decir, temeroso y triste, que no puden ser 10 porque también son 7.
Las condolencias del desorden.

1:26 PM  
Anonymous Anonymous said...

Como buen Castellano, te voy a enseñar a hablar. Un siete es un siete, un diez es un diez. El diez no es la nota máxima del sistema americano. Escribo desde el anonimato, pq no deseo que el guante de seda, que empleas para no manchar el teclado, no teclee en mi modesto blog. El anonimato no es una postura intermedia. Aunque en tu vara de medir que salen sietes como dieces, quizas si. "Objetivado en error", en fin, es un barbarismo, o como dicen los de la RAE, un "latiguismo", osea un latino lacerando al idioma que honraron Cervantes y Quevedo. Tu esfuerzo me conmueve, no quiero prorrogar esto "ad infinitum", dejemoslo en que usted dice diez, y yo en mi ignorancia necesaria para que a usted le cuadren las cuentas, digo siete. Que al fin y al cabo, hay que ser buenos con ustedes, que nosotros vamos madrugando cuando todavía estan ustedes durmiendo.

8:23 PM  
Blogger desordendecosas said...

El público de este blog es culto y sabrá lamentar como nosotros la acromegalia dulce con que el anónimo (dijimos ya que el anonimato es nuestro cuerpo intermedio favorito, el grupo de presión por antonomasia)empuja las teclas de su ordenador.
Consultar la bibliografía pertinente, decía Don Carlos, le ayudará a no ver errores gramaticales donde sólo hay aciertos sensibles y
enrevesados.
Más condolencias frías de parte del desorden.

10:58 PM  
Anonymous Anonymous said...

Mejor me ahorra mi valioso tiempo, y me detalla en que biografía, se puede encontrar que una disfunción de la pituitaria sea dulce, creo que un María Moliner le vendría bien, para rellenar los huecos de su desorden. Por otra parte, creo que usted como buen cura cegato, piensa que la novia es virgen por llevar vestido blanco. Saludos desde el primer y único mundo.

9:08 PM  
Anonymous Anonymous said...

creo y vuelvo a creer, ruego disculpe a su paladar esta cebolla que repita.

9:10 PM  
Blogger desordendecosas said...

El desorden lo aclara: se trata de un blog hispanoparlante. Cualquier saludo en otro idioma lo sabremos valorar como a los bramidos inintelegibles de un hijo recién nacido.
El optimismo del desorden.

9:38 PM  
Anonymous Anonymous said...

Que me place

7:13 AM  

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