Friday, January 19, 2007

Saber asirla

pensado en CEP

Ustedes ya lo saben y a nosotros nos complace repetirlo: Repudiamos la discriminación y especialmente la motivada por sinrazones de género. Pero qué va: no sólo somos somos liberales sino también rabiosamente modernos por lo que estamos milagrosamente constreñidos a mirar con ojos de fanático a la discriminación positiva o acción afirmativa según como se la pinten.
Por lo dicho, pero también por lo insinuado, condenamos públicamente las represalias que la fiscalía de Santiago pretende emprender contra el hombre que, sin aprensiones decimonónicas ni pudores del segundo milenio, expuso sus genitales por varios días seguidos desde su balcón al acalorado público del centro. La cara vista, o sea los argumentos aducidos por la fiscalía: moral pública y buenas costumbres. La cara oculta: la represión al despliegue libre de la sexualidad masculina no codificada, no culturizada, no pasada por agua fría.
Sólo las mujeres, en esta sociedad que padecemos, pueden jactarse con simpleza y sin camuflajes de su capacidad para despertar la libido. Se ha intentado, y con no poco éxito, convencer a los hombres de que son sus obras, sus maneras, su elegancia, su sonrisa y, a lo más, sus espaldas anchas, las únicas armas que tiene a su disposición para dar la lucha por el tiempo, para enfrentar la pelea por la procreación.
El monopolio femenino de la expresión erótica más rudimentaria, -la desnudez conciente de sí misma, el cuerpo sin ropa, amenazante el rostro, las manos, a sus mejores usos- tiene que terminarse. No sólo se debe dejar de perseguir a los hombres de la sensibilidad nueva sino que el Estado mismo debe arbitrar los medios y proveer las plataformas que posibiliten que salga a la luz de lo público la sexualidad irreverente y sincera de hombres que pretenden legítimamente ver en el sexo la salida a las trabas del protocolo.Y el paliducho, corto, heterogéneamente velludo, extático y desatinado vecino de Santiago centro tiene todo el derecho del mundo a competir así, con lo que tiene, contra las mujeres más audaces y pechugonas de monjitas y fundamentalmente contra los pergaminos de los demás hombres, esos símbolos sexuales llamados confianza, sentido del humor, tino y poder.

ACTUALIZACIÓN (de esto estábamos hablando)

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