Thursday, September 28, 2006

Tenor Literal o Grafología (quizás demasiado) Pura

dejado caer en fichitas cortitas

Esta es la peor época, según el Inspector Vallejo -hoy, en el Mucho Gusto- porque las casas están recién pintadas para combinar con la primavera y los amigos de lo ajeno se aprovechan de esto luciendo los códigos con los que comunican los resultados del cásting para elegir las casas que pretenden desvalijar.
Fue la Honorable Diputada María Angélica Cristi la que puso el grito (mail) en el cielo (red). Advertida por un carabinero (en r), ella hizo lo suyo enviándole la información a más de setecientas personas de su circunscripción, presumiblemente una de las afectadas con la voluntad picarezca del choro chileno. La noticia fue publicada por TERRA y por EMOL hoy mismo.
¿Usted creía que el ingenio criollo se había agotado con las Grafologías del Desorden? Pues se equivocaba. Esto sí es estudio de los caracteres y de la necesidad pecaminosa revelada en consignas indescifrables, anotadas sobre paredes blancas con plumones sucios.
A Viñuela y al Inspector, los deseos primaverlaes de paredes puras, castas y sin manchas. Al mundo del hampa, tiempo, nuevos diccionarios grafológicos y algo más en temporadas de vacas flacas: se invita a los participantes a la postulación de empleos municipales para la limpieza de los grafittis de la comuna.

Raúl Zurita II


interceptado en on the récord
El Desorden vuelve a tropezar con la Señora Suerte, esta vez encarnada en el poeta Raúl Zurita, felizmente acompañado. Conscientes de la fragilidad de la memoria, abordamos al señor de la lira con gesto preocupado:
El Desorden: Don Raúl, qué tal, cómo le va; ¿nos recuerda?
Don Raúl, pensativo: Mmmm...
El Desorden, afirmativo (de afirmar): Le regalamos un disco por ahí por mayo, trataba del despecho...
Don Raúl, encantado: Ah!, si, por supuesto.
El Desorden: ¿Le ha gustado el ejemplar? ¿Lo escuchó?
Don Raúl, secundado por Doña Paulina: Si, por supuesto, me encantó (sonriendo)
El Desorden, informando a Zurita, don Raúl y a nuestros queridos cibernautas: Bueno, conmemorando la primavera y despidiendo al invierno (que también apagó los colores de la sensible alma del Desorden), hemos querido recopilar una serie de canciones, esta vez sobre el amor y el reencuentro (a la venta próximamente).
Don Raúl: A pues, fantástico.
El Desorden: Bien pues, gracias.

Una pista

Una prescripción del Desorden

De la muy bullada superioridad argentina, hemos encontrado una pista.

(des)Aciertos


Dejado caer en Fichitas Cortitas

Ítalo Passalacque fue el primero en lanzar los dardos: "Pésima". Los (des)aciertos de Miami Vice -la nueva producción de Hollywood estrenada al público hoy mismo- hicieron eco en las personalidades del mundo del espectáculo, quienes, sin ponerse de acuerdo, no trepidaron en comentarla luego de disfrutar de una función especial.
René Naranjo, corta, halló el filme "espectacular; de todos modos se va a convertir en un clásico", otorgándole al filme esa instantánea condición. Siguiendo los pornadismos, o las reverberancias de la juventud miami-en-los-ochentas, en plan gris marengo y escapadas a la península de la florida, en pleno auge del otrora considerado tigre americano (¿o era acaso un jaguar?), se encontró al Negro Piñera, adobado para la ocasión, junto a su (¿inseparable?) amigo Carlos Cruzat, el pugilista. Sorprendidos por la factura del largometraje, no atinaron a decir nada (en público).

El Desorden adviritó en todo caso, leyéndoles los labios, sus certeras y punzantes divagaciones:
Papi: Oye se pasó Michael Mann.
El Pugilista: ¡Ps! A la pinta.
En otro (des)orden de cosas, la regia Carola julio luciendo un abrigo (también a la pinta) hasta los tobillos, insinuando un cuerpo perfecto y un escote que no se dejaba ver. Para aquellos que, como Rodrigo Danús -con cuya presencia también contamos- creen que el arte de ser sexy consiste en insinuar, todo un acierto el de la Julio.

Friday, September 22, 2006

The Pill (zen) o "esto funciona en la práctica pero, funciona en teoría?"


pensado en CEP
Se dice de muchas cosas, que se sabe cuando parten pero no cuando terminan. Este refrán, como todos, tiene un ámbito de validez consistente en servir como consejo para evitar subirse por el chorro, cebarse, calentarse más de la cuenta, todo dicho en buen chileno como malamente dicen ahora los rostros más maquillados del espectáculo.
Con la vida en cambio, pasa que no se sabe ni cuando empieza ni cuando termina. De estas dos polémicas es más acuciante en los mercurios que corren la primera: cuándo empieza la vida humana, queriéndola como la queremos.
Sirva esta pildorita para impedir o abortar (cuestión pendiente todavía) algunas malas ideas al respecto.
Sólo ante el desorden todas las opiniones son legítimas. Si no entiende el asunto, discurra sobre él en la privacidad cariñosa y malcriadora del desorden. Venga, anídese aquí.
No se aceptan las presunciones. No es procedente decir que no se está vivo hasta que se demuestre lo contrario. Tampoco que “por la mirada que tenía la Caro se cachaba al toque que estaba embarazada cuando se tomó la pastilla”. Insidiosas.
Todas las muertes son un alivio. La vida es un agobio también para el que está por nacer y pudiera tener que llegar a permitírsele manifestar su consentimiento en la propia muerte mediante un cierto número de patadas al interior del cuerpo materno.
El desorden condena por último, cualquier tipo de discriminación y repudia la prohibición tácita formulada por la derecha reaccionaria a las quinceañeras de levantarse el llámper hasta donde ellas estimen conveniente para sentir las mismas cosquillas que sienten las adultas de los barrios más altos y los instintos más bajos. Y es que la píldora y no la cuarentona de Arjona parece ser la amalgama perfecta entre experiencia y juventud.

No falta el patriota bienintencionado que se estará preguntando qué hubiese pasado si nuestra madre patria hubiese tenido a su merced la pildorita esa. Qué hubiese sido de Chile. Para él, el grito, el grito, grito: Viva Chile mierda… si es que ya se produjo la concepción.

Thursday, September 14, 2006

Eminencia dieciochesca (o Grafología Pura VI)

dejado caer fichital cortitas

Frente a la imposibilidad de sustraernos a los mágicos efectos que sobre el (des)chuauvinismo las efemérides patrias causan, con Vds., la Grafología del Desorden número seis:
Juves -aun rutina- femenino, viernes los pasajes (agotados), sábado el pequén, domingo condorito, lunes de pino y al abordaje mis arturos, martes mi general -y volviste caminando-, miércoles de (secho) mierda, jueves bajó el litio, viernes no me repuse, sábado te pareces a un domingo, domingo eres domingo, lunes de mierda, martes de mierda, miércoles de mierda, jueves de mierda, viernes veintinueve, sábado ¿y la rutina?, domingo de setiembre.

Monday, September 11, 2006

¡A Preparar las naves!

pensado en CEP

Primero fue Alejandro Magno, después Cortés. A quemar las naves gritaron, en sus respectivos idiomas, desdoblados, cediendo a la sensualidad de sus propias palabras. Se trataba, no sólo de virilidad retórica sino de conducir el comportamiento de sus guerreros. Si llegando a la orilla enemiga, se hace leña del árbol hecho barco, entonces la idea de retroceder desaparece del mapa de las posibilidades y los apetitos, y la batalla se hace obligatoria, deseable como los pies forzados, lo mismo que mantenerse vivo. La anécdota sirve como consejo dirigido a los oídos de los guerreros urbanos para que rompan con su pasado, desaten las sogas que los amarran al puerto que promete algo imposible: volver a casa –¡cómo si hubiera una! susurra imperceptible la historia-, revertir el efecto del tiempo, desandar el camino.
El Desorden se pregunta con cierto escepticismo, y con indesmentible hipocresía -porque sabe la respuesta- si no será demasiado mezquino con la idea de batalla, pretender resolverla a costa de hacerla obligatoria. Demasiado mezquino con el futuro –esa perspectiva del presente- desarraigarlo de la tragedia de su arbitrariedad, que llama a mirarlo de reojo, con descreimiento, a sopesarlo con sus sucedáneos, entre los que la muerte y el pasado tienen un lugar garantizado.
La vida del guerrero es distinta a la del general, y los primeros acataron la voz de los segundos. Como Ulises se ataron al mástil de lo forzoso, aunque a diferencia de éste, en cumplimiento de designios ajenos. Terminaron ganando las batallas.
El desorden ha tenido por correcto preferir ceder ante las sirenas que ante los mástiles, ante la derrota trágica, que ante el triunfo nimio y en este setiembre patriota llama a reconsiderar la cesión de territorios costeros a Bolivia y el derecho del Chino Ríos a jugar entre los veteranos. Qué se yo, a perder un par de batallitas. ¡Viva Chile Mierda!... si es que resulta lo más prudente.

Prescripción semanal.

otra prescripción

El próximo miércoles 13 de septiembre se exhibirá, en el otro CEP, la intrincada y/o pretenciosa película “Reconstrucción de un Amor”. Si ha ud. de tener a bien esta prescripción, preste cuidadosa atención a la escena casi final: el protagonista, para demostrar su amor, debe caminar por delante de su amada, si osa titubear y voltea su cabeza… ella desaparece. Un par de cosas al respecto: la figura no es original, está tomada de la leyenda griega de Orfeo y Eurídice, y, además, en ese preciso momento la banda sonora deja caer toda la recargada emotividad del adagio de S. Barber. Lo inquietante del asunto es, como ud. verá, que la reunión de dos lugares tan comunes (leyenda griega y la archi sensiblera tonada) no deja de causar una impresión durardera, casi tan fuerte como el video de esa manta (raya?) perforando el henchido corazon del bueno de Irwin, don Steve, fiel amigo de infieles animales y enemigo acérrimo de las botas de cuero del más cercano de sus compinches, el cocodrilo. No de cocodrilo, pero si muy finas, las botas de cuero que estila Marie Bonevie (aquí en la foto) en la película antes mentada cuando, haciendo de Euridice, coordina sus largas y muy esmirriadas piernas que esperan por desaparecer.

Wednesday, September 06, 2006

Mica imitación madera

probado en hoy, la palta está increíble

Es designio divino. La suerte, el azar y la buena fortuna, han puesto a Doña Juanita (no la del Presidente Lagos) en plena Avenida Barros Luco. Entre las luces naranjas de la noche dispuesta se encuentra este local, regentado por tres cocineras dueñas del mundo, señoras de la plancha y amas de la espátula.
Entrando, la caja, el mostrador y la cocina. Más al fondo el comedor de siete mesas y veintiocho sillas y al final, dos baños y dos mesas, espot del Desorden. Acompañado de lugareños, somos advertidos de la posibilidad de solicitar a nuestra mesa la mitad de una porción. Mayonesa del lugar, palta de la Cruz oleosa e inmaculada y tomates turgentes como en enero, hacen de escort a las capas que de churrasco dan nombre al sánguche.
Entre micas que interpretan madera, el Desorden. Entre Llo-Lleo y San Antonio, Doña Juanita, en plena Avenida Barros Luco.

Sunday, September 03, 2006

Porotito Negro



otra estrella interceptada en on the récord

De negro irreverente, copa de champaña en una mano y delicados canapés en la otra, el Desorden se topa este sábado con la afamada bailarina. Luego de una performance con la que Hall Central lanzó su colección primavera/verano dosmilséis, donde bailarinas/es y actores y actrices modelaron los cortes, María José Campos deambula por el local elegido por los diseñadores. Preguntándose cuáles serán las razones de su ausencia sobre la pasarela, el Desorden aborda a la otrora reina del Morandé:
El Desorden: María José, ¿por qué no modelaste, siendo bailarina?
Porotito: ¡Ay!, es que nadie me avisó, nadie me invitó.
El Desorden: Pero se lo perdieron... ¡lo habríamos pasado mucho mejor!
Porotito, sorprendida: ¿Cómo?
El Desorden: Es que habría sido mejor para todos nosotros, ya sabes, más entretenido.
Porotito: Ah, claro.

Friday, September 01, 2006

La ebriedad del Desorden (o la voluntad dieciochezca en un sentido amplio)

dejado caer en fichitas cortitas

Tarde, muy tarde. Botellas, vasos y una hielera vacía. Una reunión amena, precedida de una cena fina y una sobremesa cargada de conversaciones de política exterior, novedades internas y la empobrecida salud del comandante Castro. El Desorden, falto de costumbre en las lides etílicas, afeita su lengua y se apronta a disparar.
-¡Ese conchadesumadre del Lula!
Los contertulios miran sorprendidos. Periodistas apuntan, fotógrafos retratan y los dueños de casa se sonrojan. Un trago de alcohol y el Desorden emedieciséis, se pregunta:
-¿Cómo es posible que el presidente de un país poderoso como es el Brasil, use esa barba raída, no se cambie la corbata roja comunistoide y no deje de repasarse el pelo con la mano esa en la que brilla la sortija del mal gusto en el meñique? Y no es que tenga algo en contra del Brasil, es que simplemente ¡no se merecen al Director Supremos que han elegido!
-Ya, Desorden –replica la dueña de casa, en tono conciliador- deja eso que quieres hacer para otro día, en la privacidad de tu hogar.
-Si, lo sé –toma vuelo el protagonista- es que la atmósfera en la que me encuentro hace que la liviandad original de mi discurso se alce, dándome la posibilidad de que demuestre realmente y sin miramientos lo que realmente pienso ¡Viva Chile mierda!